viernes, mayo 23, 2025

MERCADO, POLÍTICA Y NEGOCIOS (LAS ELECCIONES COMO IMPOSIBILIDAD DEMOCRÁTICA)


Marcel Claude, Economista

 Centro de Estudios para la Industrialización, USACH

 

Una nueva jornada electoral se realizará a fines del presente año y ya se desplegó el desenfreno de las candidaturas y la tormenta de “inseminación” mediática de la llamada clase política que aloja a todos los variopintos partidos y representantes del espectro electoral, alineados con el poder empresarial para alcanzar los puestos de comando y control del aparato burocrático del Estado.  No sorprende para nada en este escenario, la forma absolutamente desequilibrada en que los medios cubren las elecciones presidenciales.  En el año 2021 cuando fue elegido Boric, según datos que se desprenden de informes del CNTV[1], los candidatos de los bloques legitimados por el régimen de dominación (Boric, Kast, Sichel y Provoste) tuvieron una cobertura mediática del 80%, mientras que Eduardo Artés, el único que planteaba un proyecto político disruptivo, anticapitalista y no oligárquico, apenas era cubierto en un 2%.  Esto remite inevitablemente a lo planteado por Baudrillard[2] , cuando sostiene que los medios crean simulacros y narrativas que las presentan como reales, pero que no son más que construcciones artificiales que han terminado por suplantar a la realidad.  Los medios en Chile crean a los candidatos definiendo el escenario en el que deben actuar y los instalan adornados de narrativas seductoras, acotando las posibilidades únicamente a aquellos candidatos que solo representan a los intereses de la gran clase empresarial y del capital.  Finalmente, son los medios quienes deciden las elecciones presidenciales y la masa de votantes sigue el derrotero que los medios le abren ante sus ojos.

 

A su vez, la cobertura mediática de los candidatos que difícilmente pueden esconder su vocación farandulera y oportunista como MEO y Parisi (18% en total), nos pone de lleno en la crítica de otros autores destacados del siglo XX como Adorno, Horkheimer y Guy Debord que cuestionaron a la política del espectáculo que surge bajo el capitalismo tardío[3], donde los líderes políticos se convierten en "productos" empaquetados por los medios, priorizando la apariencia sobre el contenido, en donde los medios masivos —prensa, radio, televisión— transforman la política en un entretenimiento como es el famoso programa “Sin Filtros”, anulando la capacidad crítica del ciudadano, llegando así a una simulación de democracia, ya que las elecciones y los discursos se vuelven vacíos sin opciones reales –salvo aquellas que ofrece el sistema dominante.  De esta manera, el espectáculo político oculta las estructuras de dominación económica y social, dando una ilusión de participación sin cambiar las condiciones materiales de existencia de las mayorías.

 

Al divagar pensando en cómo escribiría este artículo, me volvió a la memoria el famoso y aún pertinente[4] análisis que hace Karl Marx de los acontecimientos que ocurrieron en Francia entre 1848 y 1852, en su libro El 18 Brumario de Luis Bonaparte, en el cual Marx sostiene que:

 

«Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa»

 

Si tomamos el hecho histórico distintivo que fue el gobierno de Salvador Allende y su derrocamiento, sin duda alguna una verdadera tragedia para las clases sociales postergadas y oprimidas de Chile, los gobiernos de Lagos, Bachelet y -cómo no- del mismísimo Boric, que usan y manosean el legado político de Allende ad nauseam, han sido la farsa. Lo que Marx no anticipó es que la farsa se puede repetir más de una vez.

 

Ese texto de Marx, no solo nos sirve para entender ciertas particularidades de la historia, tales cómo, el que un muchacho inexperto y falto de toda grandeza política como Gabriel Boric –y pregunten a Karol Cariola si me equivoco- llegue a ser presidente, sino también, nos permite explicar cómo el llamado “Estallido Social” que tuvo en jaque al régimen político institucional y atemorizó a la oligarquía capitalista, no logró concretarse en cambios profundos y contundentes, al punto que ni siquiera se pudo cambiar la Constitución de Pinochet-Lagos.  Algo similar ocurrió en Alemania, en 1918, cuando estalló la revolución como resultado del fin de la Gran Guerra y bajo la influencia de la Revolución Rusa, en la cual el proletariado más poderoso de toda Europa impuso una imponente huelga general paralizando las principales ciudades del país[5]; sin embargo, al igual que en Chile la clase política supuestamente proclive a las demandas del Estallido Social –como Boric y su “izquierda” rosa posmederne-, en Alemania la socialdemocracia articuló el proceso permitiendo la recomposición de las oligarquías capitalistas y haciendo fracasar la revolución.

 

Para entender la deriva que ha experimentado la política no solo en Chile sino a nivel mundial, es menester referirse a otro economista de la Escuela de Chicago, James M. Buchanan[6], no tan conocido como Friedman y Harberger, pero no menos importante. Para Buchanan y su Teoría del Public Choice, lo que se busca es extender la teoría económica al funcionamiento del sector público.  Este autor  sostiene que los fenómenos sociales, tanto en lo político como en lo económico, emergen de procesos e interacciones que se originan única y exclusivamente en los individuos y en sus preferencias; postula la simetría del comportamiento, vale decir, afirma que las personas cuando eligen entre consumir vino o cerveza, por ejemplo, lo hacen con las mismas inclinaciones que cuando eligen al “candidato Z” o al “candidato R” en la caseta de votación; y finalmente argumenta que la política, la acción colectiva y la interacción de los individuos en ellas, deben ser vistas como procesos de negociación e intercambio muy similares a los que ocurren en el mercado.  Fin de la acción política como expresión de los intereses de clases sociales mutuamente contrapuestas disputando su participación en el excedente económico.

 

Es sorprendente constatar cómo, tanto Marx como Buchanan, autores tan antagónicos y distanciados cronológicamente, nos permiten entender la dinámica de la política chilena actual….Se desprende del texto de Marx que el proletariado, la clase trabajadora,  el mundo popular, las clases subalternas (como quieran llamar a los que se expresaron en el Estallido Social) al no estar organizados, no tener un proyecto político de liberación común ni una consistente conciencia de clase, su protesta social fue instrumentalizada por los sectores renovados de la “izquierda” posmoderna, orientada a representar los intereses de las minorías como la comunidad LGTBQ+, los ecologistas pro capitalistas y las neo feministas que, al firmar el Acuerdo Por la Paz Social y la Nueva Constitución, iniciaron un proceso de deslegitimación, desarticulación y represión del movimiento que condujo a la recomposición de los poderes fácticos y a la desmovilización del Estallido Social, lo que le valió a Gabriel Boric la posición de presidenciable.  Siguiendo con el texto de Marx, el análisis que hace del campesinado de aquella época, es completamente pertinente para entender el comportamiento político de las masas populares del Chile actual que siendo mayorías, y al estar desarticuladas, sin organización política, sin identidad de intereses, es decir, no conformando una clase, son incapaces de hacer valer sus aspiraciones, no pueden representarse y tienen necesariamente que ser representados y, en el actual escenario de la política chilena, esta representación puede perfectamente ser ejercida bajo la forma de una autoridad por encima de ellos que somete y pone orden, vale decir, ante la ausencia de un proyecto de izquierda orientado a representar genuinamente a los sectores subalternos, alguna forma de fascismo estará disponible para ello en las próximas elecciones, tales como Matthei, Kaiser o Kast.

 

Ahora bien, al constatar cómo está estructurado el sistema de partidos políticos y las elecciones en Chile, es difícil abstenerse de la Teoría del Public Choice de Buchanan, no tanto en el sentido de que nuestra realidad política sea una constatación de la verosimilitud de dicha teoría, sino más bien en tanto un proyecto que permite estructurar y configurar el accionar de la sociedad en el campo de la política, una suerte de neoliberalismo político que fue paulatinamente imponiéndose junto al neoliberalismo económico, lo que evidentemente fue asistido por la vía de la brutalidad de un régimen dictatorial.  Como dijo otra de las candidatas del fascismo chileno, Evelyn Matthei:

 

«Matar gente es lícito, con tal de imponer tu proyecto político».

 

Este proyecto de Buchanan (el Milton Friedman de la política) también nos permite distinguir la auténtica democracia como expresión de la soberanía popular de los procesos electorales que experimentamos en nuestro país.  Cuando las elecciones consisten en disputarse el mercado de la política, mediante campañas publicitarias idénticas a las que se utilizan para promover el consumo de Coca-Cola que, además, cuestan centenares de millones de pesos, financiadas en parte con recursos provenientes de grupos económicos, en donde no hay proyectos colectivos y menos aún expresión de los intereses de las clases subalternas completamente expulsadas y ausentes del procesos electoral, en donde la cobertura mediática está controlada también por los poderes económicos que no cubren a los candidatos o candidatas que puedan perturbar los intereses oligárquicos, entonces estamos en el paraíso de Buchanan: hay una simetría perfecta entre la elección del candidato Winter o del candidato Kaiser en la política y la opción de comprar calzoncillos Kayser o longanizas Winter en el mercado. La coincidencia de nombres es una gran y perfecta ironía de la historia.

 

Lo anterior se hace más evidente al pensar en el funcionamiento de los partidos políticos, los que han devenido en verdaderas PIMEs (Partidos Instrumentales para obtener Medios Económicos).  Comunistas, socialistas, PPDs, UDIs, eReeNes, Republicanos, etcétera, compiten por los puestos de comando y control del aparato burocrático del Estado para administrar cuotas de poder exclusivamente como un mecanismo de ascenso social y por los fondos que otorga el SERVEL para el financiamiento de los partidos y de las candidaturas.  El único resultado de todo esto ha sido mantener el Status Quo y consolidar la sociedad de privilegios que es hoy Chile.

 

De acuerdo a la Ley N° 19.884, los candidatos que se presenten en los diversos tipos de elecciones pueden recibir un financiamiento entre 800 y 1.500 pesos por voto, y por otra parte, los partidos reciben un monto anual calculado a partir de los votos válidamente emitidos en la última elección de diputados[7], lo que hoy llegaría a 9.700 millones de pesos anuales a repartirse entre todos los partidos políticos en función de los votos recibidos y su representación parlamentaria.   Solamente en el 2017, los aportes recibidos por la política en las elecciones presidencial, parlamentarias y de consejeros regionales llegaron a los 27.700 millones de pesos.  Los partidos políticos afines con el régimen de dominación actual como Renovación Nacional, la UDI, la DC y el Partido Socialista, llegan fácilmente a los mil millones de pesos anuales como aportes del SERVEL.

 

A lo anterior hay que agregar que el proceso de escrutinio de los eventos electorales es otro negocio altamente lucrativo, dado que el SERVEL licita estos procesos a través del portal de compras públicas (www.mercadopublico.cl), en donde reiteradamente aparece ADEXUS SA como la empresa que se ha adjudicado dichas licitaciones.  Sólo para el ciclo electoral que incluyó las elecciones de 2021, se estima que los contratos asignados a ADEXUS SA podrían fácilmente superar los 3.000 a 5.000 millones de pesos chilenos.  No hay mucha información pública para verificar estos montos ni sobre los criterios para elegir repetitivamente a una misma empresa, ni tampoco existen mecanismos de fiscalización ciudadana conocidos para indagar sobre los procedimientos tecnológicos que aplica dicha empresa.  En consecuencia, la posibilidad de fraude electoral no puede ser descartada.

 

Dicho todo lo anterior, queda claro que todo el sistema electoral en Chile es una maquinita perfectamente aceitada cuyo funcionamiento opera para garantizar la ausencia de la democracia: los medios crean a los candidatos y el escenario de la política en donde no se expresan los intereses de las clases subalternas mayoritarias; los partidos son “emprendimientos” que se reparten el mercado de los votantes y los fondos públicos asignados a la política; el SERVEL financia dicho negocio y  el sistema de licitaciones de los procesos eleccionarios, garantizando que sean criterios mercantiles y no políticos los que cuentan a la hora de contar los votos –valga la redundancia- y en donde no puede descartarse la eventualidad del fraude si es que las fisuras del mecanismo dejasen pasar un candidato o candidata que pueda amenazar la estabilidad del sistema de opresión.  Hoy la política es un negocio que no permite construir un proyecto de sociedad en el que las mayorías postergadas alcancen una mejor posición en la repartición de la riqueza.  Después de 20 años de ejercicio de la política al más puro estilo de Buchanan y gastándose millones de dólares en los procesos electorales, la desigualdad pasó de un 10% controlando el 50% de la riqueza en el año 2003 a solo un 1% de los más ricos haciéndose de dicho 50% en la actualidad.  Sangría de recursos públicos al servicio de la dominación capitalista.

 

En este nuevo año electoral, nos aprontamos a revivir una vez más la farsa de la democracia representativa que ofrecen los medios y la política espectáculo, y sucederá así reiteradamente hasta que un nuevo estallido social se haga presente y amenace el orden capitalista dominante, lo que ocurrirá ineluctablemente, pues como decía Rosa Luxemburgo, tarde o temprano, la revolución despertará.



[1] Consejo Nacional de Televisión

[2] Baudrillard, Jean “Simulacros y Simulación” (1981)

[3] Adorno no desarrolló el término "política del espectáculo" –más bien vinculado a Guy Debord en la “Sociedad del espectáculo”, 1967- pero sí desarrolla ideas en donde critica la mercantilización de la política, la mediatización del poder y la degeneración de la democracia en el modo capitalista de producción.

[4] Entiendo que referirse a Marx hoy en día sea una herejía que se distancia del mainstream consolidado y políticamente correcto, mas eso no obsta a que me permita entender el comportamiento de los actores políticos del presente y tampoco impedirá que sea descalificado por terrorista.

[5] Entre los hechos notables de dicha revolución, cabe destacar que se organizaron consejos de obreros como los soviets en Rusia y Rosa Luxemburgo fue liberada de la prisión por los mismos trabajadores…. No ocurrió eso en Chile con Héctor Llaitul, pero habría sido un hecho notable.

[6] James Buchanan, recibió el Premio del Banco de Suecia en Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel (1986), entendido como Premio Nobel de Economía que no existe para la ciencia económica y que fue creado por Banco de Suecia como un remedo del Premio Nobel.

[7] Según la Ley N° 19.884 El aporte total a repartir para cada año estará constituido por el equivalente a cero coma cero cuatro unidades de fomento multiplicado por el número de votos válidamente emitidos en la última elección de diputados.

sábado, marzo 29, 2025

“IZQUIERDA” POSMODERNE LATINOAMERICANA: ÍNTEGRAMENTE FUNCIONAL AL CAPITALISMO


Por Marcel Claude

Economista

Nacido en Santiago de Chile

La periodista Leticia Martínez al defender el evento del 26 de febrero 2025 en el Capitolio de La Habana, nos sitúa preocupantemente es el espíritu que se levanta desde el corazón de estas nuevas generaciones de la “izquierda” latinoamericana y que forma parte de la llamada Nueva Izquierda (posmoderna) en contraposición a la Vieja Izquierda (racionalista y moderna).  En Chile ya lo hemos experimentado con el Frente Amplio y el actual presidente Gabriel Boric, que no ha dejado compromiso de campaña sin cumplir y ha emigrado desde cuestionar duramente al mundo de los grandes empresarios multimillonarios a considerarles como un aporte al desarrollo nacional y al empleo, tal como lo hizo su ministra del trabajo del Partido Comunista, Jeannette Jara, en relación a la muerte de Horst Paulmann, uno de los más ricos del mundo y de reconocido pasado en las filas del nacional-socialismo alemán.

 

Esta “nueva izquierda latinoamericana”, léase izquierda posmoderna, en definitiva abusa del discurso de la deconstrucción posmoderna, que finalmente no ha sido más que una desautorización y silenciamiento del proyecto histórico de liberación que han levantado los oprimidos desde tiempos inmemoriales, soslayando la cuestión de la hegemonía del proyecto capitalista que hoy se ha fortalecido a falta de una izquierda contestataria y revolucionaria.  Raya para la suma: «servidores de pasado en copa nueva, eternizadores de dioses del ocaso» y cuando esta “nueva izquierda latinoamericana” borre los vestigios de la revolución en Cuba, seguirán ahí los pobres del mundo que ese 26 de febrero 2025 no tenían ni luz ni pan, pero, esta vez el mismísimo discurso posmoderno de Leticia ya no será utilizado para “defender la revolución” sino más bien el “progreso”, el “desarrollo”, y toda esa larga lista de fetiches ideológicos que ha instalado el capitalismo para someter la conciencia de los pobres.

 

Lo inquietante de los postulados de esta nueva izquierda posmoderna es que permiten vislumbrar un escenario en el que no serán los fascistas ni los enemigos de la revolución cubana, sino más bien los profetas del vicio –parafraseando a Sabina- que forman parte de esta “nueva izquierda latinoamericana” rosa y posmoderne -íntegramente funcional al capitalismo- los que arrastrarán a Silvio por sobre rocas cuando la Revolución se venga abajo y son ellos quienes machacarán sus manos y su boca.  El pueblo Mapuche lo sabe.  Y eso, como diría Albert Camus, es lo que da miedo.

“IZQUIERDA” POSMODERNE LATINOAMERICANA: SERVIDORES DE PASADO EN COPA NUEVA


 

Por Marcel Claude
Economista
Nacido en Santiago de Chile

Cuando la periodista Leticia Martínez defiende la carnavalización que supuso festejar los más de 800 millones de dólares de ingresos y el aumento de un 16% de las ventas de Habanos S.A. en el Capitolio de La Habana, «no sabía mi amor no sabía» que no solo estaba relegitimando las fiestas pantagruélicas de la Cuba de Batista, lugar de divertimento para los yanquis multimillonarios y mafiosos, sino que también nos ilustra algo sobre el espíritu de las nuevas generaciones de “izquierda” (posmoderna) que se han tomado la posición en nuestros países del Sur de América.

 

Sin miramientos sostiene que «Y si hoy estamos como estamos … es porque un día nos creímos eso de “la necedad de asumir al enemigo, la necedad de vivir sin tener precio”» poniendo en entredicho de manera muy vanidosa y soberbia el sentido de lucha que siempre ha caracterizado a la izquierda, afirmando el error, lo necio y lo absurdo de asumir al enemigo (léase de enfrentar y combatir a los adalides del capitalismo que son nuestros enemigos), y peor aún, confirmando lo necio y absurdo de vivir sin tener precio, léase: si quieres tocar lo cierto (parafraseando a Silvio Rodríguez) ya no tienes que amar el tiempo de los silencios ni la hora que nunca brilla, más bien tienes que fijar un precio, tienes que convertirte en mercancía, tienes que venderte.  Ahí es donde los dichos de Leticia se te atragantan y se te clavan como una dolorosa daga que vuelven muy tristes los tiempos venideros.

 

A estas generaciones nuevas de la “izquierda” rosa posmoderne ya no les acomoda luchar, más bien desdeñan ese tipo de acciones políticas, quieren negociar, transar, llegar acuerdos con el enemigo, sin tener en cuenta lo que alguna vez dijera un antiguo político chileno que compitiera por las presidenciales con Salvador Allende en 1970, Radomiro Tomic: «cuando se gana con la derecha, es la derecha quien gana».

 

 


“IZQUIERDA” POSMODERNE LATINOAMERICANA: LA FIESTA DE HABANOS S.A




Por Marcel Claude

Economista

Nacido en Santiago de Chile

La noche 26 de febrero 2025, en La Habana de Cuba, un grupo privilegiado de millonarios, gozaban de los mejores habanos y del buen whisky, nada menos que en el Capitolio Nacional, actual sede de la Asamblea Nacional.

 

La defensa ideológica de este cuestionado evento, la ofreció la periodista Leticia Martínez, argumentando que la dignidad nacional de Cuba se expresaría … «también, por qué no, cuando millonarios, hombres y mujeres de negocios, influencers, medios de prensa de todo el mundo se reúnen en la capital del país por el tabaco que sale de las manos de un joven pinareño».

 

La referencia de Leticia a los millonarios, además del desafortunado cierre de su escrito: «Y si hoy estamos como estamos … es porque un día nos creímos eso de “la necedad de asumir al enemigo, la necedad de vivir sin tener precio”» nos llevan a una dimensión mucho más compleja y peligrosa que la resurrección de las fiestas de Fulgencio Batista.

 

Lo más preocupante es el proyecto político que anida en el corazón de estas nuevas generaciones de “izquierda” que se han afincado en la llamada izquierda posmoderna, que abandonó definitivamente la histórica convicción de que las clases sociales explotadas son por excelencia el sujeto de la acción política y le atribuye a las “minorías oprimidas” como los estudiantes, las mujeres, la comunidad LGBTIQ+, la facultad de la acción revolucionaria.  Sin embargo, lejos de una acción política orientada a cuestionar y superar el orden capitalista que ningún proyecto revolucionario auténticamente de izquierda puede soslayar, la acción política de la izquierda posmoderna se circunscribe a la lucha contra el patriarcado, la homofobia, el machismo la exclusión y el racismo.

 

En pocas palabras, esta “izquierda rosa posmoderne” abandonó a las grandes mayorías explotadas por el sistema capitalista y se conformó con un proyecto orientado a las minorías, dejando a los desheredados sin referentes políticos y a merced de las nuevas formas de fascismo que hoy se han apropiado de los sueños y esperanzas del proletariado.  Esta es la consecuencia más grave que tiene y tendrá la izquierda posmoderna: un futuro en donde campeará el fascismo, la injusticia social y la opresión llevada a niveles superiores.


viernes, marzo 28, 2025

LA FAMILIA LUKSIC Y SU NOTABLE GENEROSIDAD CON LA TELETÓN (UNA PERSPECTIVA CRÍTICA)


Marxel Claude

Centro de Investigación para la Industrialización

Facultad Tecnológica - USACH


No he sabido mucho –salvo la donación de los Luksic- de ese evento anual histórico llamado TELETÓN y que trastorna por dos días a rostros y vedettes de la inaguantable televisión chilena, así como a la gran mayoría de chilenos y chilenas, pero que para otros como quien suscribe estas palabras, no representa más que el fracaso moral de una cultura y la consolidación de ese mefistofélico dicho de que “el fin justifica los medios”.  Por el sinsentido y la desazón que me producen intentar cuestionar un evento que trastoca toda mínima integridad humana, sólo me limitaré a poner en entredicho la generosidad de la familia Luksic –la más rica de Chile- que se ha convertido en un emblema, tanto como el huemul y el cóndor en el escudo nacional, de los sueños y esperanzas de la identidad de Chile después de la dictadura militar.  Esta familia hizo un aporte de 1.800 millones de pesos, lo que fue percibido como un acto de magna generosidad…. TODO MAL… FRANCAMENTE MAL.

 

Según la Lista de los Multimillonarios más Ricos del Mundo de la Revista Forbes[1], entre los más ricos del mundo en 2024 se encuentra en el rango 75 Iris Fontbona y familia –léase Andrónico Luksic- con la contundente suma de 25 mil 700 millones de dólares.  Todos debemos coincidir que tan “pequeño capital”, no es posible resguardarlo a la vieja usanza bajo un colchón y que probablemente se encuentra muy bien invertido.  De hecho, la misma revista Forbes identifica a esta familia con el negocio minero que, según Ramón López, Doctor en Economía por la Universidad de British Columbia en Canadá y Profesor Titular en el Departamento de Economía de la Universidad de Chile[2], la rentabilidad de las empresas que explotan el mineral en Chile es solamente comparable, tal vez, con el tráfico de drogas. Sus tasas de rentabilidad han sido del 80% y actualmente deben estar sobre el 100% anual, es decir, recuperan el capital en un año.

 

Sin embargo, acá vamos a ser más prudentes y tomaremos hipótesis menos “escandalosas” que las postuladas por el profesor López y tomaremos como referencia la publicación de CIPER sobre Los enormes beneficios tributarios a los que acceden las empresas mineras en Chile[3] en la que citando un estudio realizado por Cochilco (Comisión Chilena del Cobre) sostiene que un proyecto minero tipo levantado en Chile, va a tener una rentabilidad de 14,5 por ciento, tal como se aprecia en el gráfico a continuación:



Ahora bien, el capital de la familia Luksic no sólo está invertido en la minería, también en la industria bancaria puesto que son dueños del Banco de Chile, gracias a un crédito express entregado por el Banco Estado cuando para nuestra desgracia presidía al país otro pedante político llamado Ricardo Lagos.  Lo que informa la Memoria Anual 2023, el Banco de Chile, en 2023 tuvo una rentabilidad sobre patrimonio de 25,1%[4].

 

Entonces, si promediamos las rentabilidades de ambas industrias, minera y bancaria, podríamos señalar sin equivocarnos mucho que la valorización del patrimonio de la familia Luksic ascendería a un 19,8% anual.  Así las cosas podríamos estimar el incremento del capital de dicha familia (19,8% de 25 mil 700 millones de dólares) en 5,089 millones de dólares anuales, que divididos en 365 días del año ascienden a 14 millones de dólares por día, o sea, al valor promedio del dólar en noviembre de 2024 (958 pesos por dólar), serían 13 mil 365 millones de pesos por día.  Esto quiere decir que la generosa donación de 1.800 millones de pesos a la Teletón, no representa más que el 13,5% de sus ingresos diarios, o un 0,04% de sus ingresos anuales.  En términos relativos, una suma que por más grande que parezca, no afecta ni en medida menor el patrimonio de los Luksic.  No es al decir de Alberto Hurtado un “dar, dar hasta que los brazos se caigan de cansancio” ni siquiera “hasta que duela”. Lo anterior sin olvidar que esas donaciones caritativas son en buena parte deducibles de Impuestos, amén de gozar de un gran despliegue publicitario gratuito que incrementa considerablemente las ganancias de las actividades productivas de los generosos donantes..

 

Muchos pensarán que es su dinero y que bien se lo ganan realizando actividades altamente productivas.  Sin embargo, me da por pensar en esa tanta gente que a las 6 am de la mañana veo en el Tren Metropolitano de Santiago cuando me desplazo hacia la universidad los martes, miércoles y jueves, y de los cuales muchos van a sus paupérrimas pegas para ganar el ingreso mínimo (500 mil pesos mensuales) ¿Trabajadoras y trabajadores sin talento e improductivos, flojos?  Esa gente debería trabajar 2 mil 227 años para ganar lo que esta magnánima y generosa familia Luksic recorta en uno y cada uno de los días del año.  De que es algo grosero, lo es.  Pero, no seamos tan dramáticos y pensemos que el capitalismo no es tan malo y nos permite ciertas licencias y placeres como el fútbol y la música, de forma tal que otros pueden también gozar de los beneficios del modo capitalista de producción.

 

Sin embargo, me cuesta no seguir fastidiando con estos cálculos que nos ponen la ruda y obscena realidad en medio del estómago como un artero y traicionero golpe.  Así es como me dio por pensar ¿Cuántos conciertos por día durante los 365 días del año debería dar Shakira para ganar lo que Luksic gana con sus actividades tan productivas? Pues bien, esta altamente productiva cantante colombiana que según la publicación en internet Imagen[5] de Veracruz cobra alrededor de 300 mil euros por concierto, debería dar 44 conciertos por día durante los 365 días del año para ganar lo mismo que la familia Luksic.  Claro está que no deberían extenderse por más de 32 minutos pero tampoco deberían interrumpirse ni para comer ni dormir durante todo el año … ciertamente esto no es posible en absoluto ¿Y si pensamos en Lionel Messi? Tomo estos ejemplos para tratar de dar una cierta magnitud al esfuerzo productivo de un Andrónico Luksic, en comparación con un trabajador del salario mínimo –que podríamos acusar de no gozar de talento alguno- y con otros trabajadores como Messi o Shakira a quienes nadie puede acusar de flojos y menos de improductivos y que ganan sus ingresos con su talento y trabajo.  Ahora bien, según 24 horas Deportes[6] Lionel Messi gana 660 mil 895 pesos por minuto, es decir, en un partido de fútbol recortaría 59 millones 500 mil pesos aproximadamente.  Esto significa que debería jugar 225 partidos por día durante 365 días del año para ganar lo mismo que un tal Andrónico.

 

Entonces, cuando pensemos en la generosidad de los Luksic deberíamos pensar también en que su tan admirada donación es un aporte despreciable en relación a lo que ganan gracias a la riqueza minera que explotan (degradan y no restituyen) de nuestro país y a las utilidades que cobra por los servicios bancarios que presta a los chilenos y chilenas, así como de los salarios y remuneraciones que paga a sus trabajadoras y trabajadores que son una expresión mínima de la riqueza que éstos producen y que veo todos los días a las 6 am en el Tren Metropolitano de Santiago.  No hay modo alguno, no dan las condiciones materiales ni biológicas, para que una sola persona pueda producir con su trabajo lo que corta y recorta Adrónico Luksic diariamente y de forma ininterrumpida durante todo el año.  Ciertamente, esa capacidad no es laboral, es política e institucional y obedece a su posición en la estructura política y económica del Chile que hoy vivimos. Estructuras que naturalizan y consolidan una de las sociedades más injustas, en consecuencia violentas y dolorosas, del planeta.

 

Nunca la Teletón me ha parecido algo decente, pese a sus loables objetivos, y menos aún cuando se presta para lavar la imagen de personajes de dudosa calidad moral como son los rostros de la televisión chilena y de los multimillonarios que con sus despreciables aportes se muestran como héroes de la responsabilidad social que en el capitalismo no existe.

 



[1] https://www.forbes.com/billionaires/

[2] https://radio.uchile.cl/2021/05/11/ramon-lopez-y-rentabilidad-de-mineras-privadas-es-solamente-comparable-tal-vez-con-el-trafico-de-drogas/

[3] https://www.ciperchile.cl/2011/07/19/los-enormes-beneficios-tributarios-a-los-que-acceden-las-empresas-mineras-en-chile/#:~:text=De%20acuerdo%20a%20un%20estudio,de%2014%2C5%20por%20ciento.

[4] Memoria Anual Banco de Chile, 31-12- 2023.

[6] https://www.24horas.cl/deportes/futbol-internacional/pulverizaria-una-marca-historica-el-millonario-sueldo-lionel-messi#:~:text=Dicho%20esto%2C%20Lionel%20Messi%20ser%C3%ADa,obtendr%C3%ADa%20un%20monto%20de%20%24660.895.


CONFLICTO TERRITORIAL VENEZUELA-GUYANA: A LA SOMBRA DE LA EXXON MOBIL


 


Marcel Claude

Investigador Centro de Estudios para la Industrialización CEIAI-GNR

Docente Depto. Tecnologías Industriales

Facultad Tecnológica

Universidad de Santiago de Chile

marcel.claude@usach.cl


El Esequibo es un territorio en disputa entre Venezuela y Guyana, cuyo conflicto hoy se ha reavivado desde que la ExxonMobil encontró importantes yacimientos de petróleo en 2015 en aquellos territorios que Venezuela lleva más de un siglo tratando de recuperar, dado que siempre le pertenecieron hasta que en 1899 el Reino Unido -en complicidad con Estados Unidos- se los arrebató mediante el llamado Laudo Arbitral que fue el resultado de una componenda judicial entre ambas potencias anglosajonas en contra de Venezuela.  En esta columna intentaremos ilustrar las claves económicas de un conflicto que a todas luces dice relación con el petróleo: la sangre negra del capitalismo.

 

Lo que sabemos es que de los 15 países con mayores reservas probadas de petróleo en el mundo al 2020, Venezuela tiene la más grande con un 19% y entre África, Venezuela y Oriente Próximo representan el 75%, mientras EEUU apenas llega al 4% y ningún país de Europa Occidental se encuentra dentro de ese selecto grupo.  Se debe tener en cuenta que el modo de vida occidental descansa en el petróleo como fuente de energía y que sólo faltan 42 años para que se agoten las reservas de crudo existentes en el planeta, según lo aseguró el director del Centro de Investigación en Energía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Claudio Estrada Gasca.  Lo anterior nos permite proyectar severos y críticos conflictos territoriales cuando de petróleo se trate en las próximas décadas.

Por otra parte, la República Cooperativa de Guyana es un país de Sudamérica ubicado en la costa del Atlántico con una población de unos 800 mil habitantes, siendo uno de los países más pobres del Caribe, puesto que el 35,1% de la población vive por debajo del umbral de pobreza (1 dólar al día).  Hace aproximadamente 60 años, cuando se firma el Acuerdo de Ginebra para resolver la controversia entre Venezuela y el Reino Unido sobre la frontera con la Guayana Británica, este último país se dedicaba a la exportación de arroz y azúcar.  En la actualidad, según el FMI es el país que más ha crecido: mientras en el 2022 el aumento del PIB fue de 62%, en el 2023 llegó al 38% y se proyecta un crecimiento del 27% para el año venidero.  Considérese que una potencia económica como China ha tenido en los últimos 30 años un crecimiento promedio de 10% anual y eso es considerado un tremendo éxito económico.  Sin embargo, el enorme crecimiento del PIB en Guyana se explica por la producción de petróleo que realizan grandes consorcios petroleros como ExxonMobil y Hess Corporation, que llevaron la producción de petróleo de mil 200 barriles por día en 2019 a 390 mil en 2023.

 

En este contexto, bien vale la pena preguntarse ¿Quién crece cuando Guyana crece? Ciertamente es difícil saberlo puesto que una de las consecuencias de utilizar el PIB (Producto Interno Bruto) como el indicador principal de la actividad económica es que no se puede distinguir entre el rol de la inversión extranjera del que juegan las empresas y trabajadores nacionales.  El caso de Guyana es por excelencia una prueba de que un país puede crecer de una manera descomunal y seguir siendo pobre y estancado, puesto que el crecimiento económico es para beneficio de las empresas multinacionales extranjeras.

 

Lo que es evidente en este conflicto es que su reactivación tiene que ver con el petróleo descubierto por ExxonMobil en el 2015.  Y esto no es una cuestión menor, dado que, tal como lo señalaba en el 2008 Pablo Uc en “El discurso geopolítico del petróleo”, el llamado oro negro no sólo constituye la piedra angular de la economía contemporánea, sino además, la brújula del actual escenario de conflictos internacionales y del paradigma energético vigente.  Para Uc, toda realidad, especialmente para quienes se benefician de ella, conlleva la construcción de un discurso que le da legitimidad.  En el caso de un mundo dependiente del petróleo, el “discurso geopolítico petrolero” es fundamental para entender la “naturalización” de las políticas belicistas para la obtención e incremento de los recursos petroleros y de la riqueza que aprovecha la oligarquía petrolera que es lo que ha ocurrido con las intervenciones estadounidenses en los últimos 20 años.

 

Lo anterior es consistente con lo señalado por James Cypher en el 2015 en su publicación sobre “La economía política de las intervenciones militares de EEUU desde 1945” cuando sostiene que entre 1945 y 1999 las intervenciones militares de EEUU se expandieron por todo el mundo y con la promulgación de la ’Doctrina Bush’ –que se arroga la opción de iniciar una guerra de manera unilateral en el marco de la Estrategia Nacional de Seguridad de EEUU- éstas se ampliaron. Entre 2000 y 2014 se autorizaron 81 intervenciones, generando un escenario de guerra constante. Como lo señala Cypher, la configuración poscolonial ha permitido que las intervenciones estadounidenses se ejecuten a lo largo del Sur Global como ejercicios de poder hegemónico, justificando sus acciones a través de un argumento altruista y desinteresado; no obstante, ni los intereses económicos directos ni la ampliación de las estructuras geopolíticas de dominación son hechos reconocidos por los poderes fácticos como los verdaderos motivos de las intervenciones.

 

Sin embargo, de cuando en cuando la verdad asoma entre tanto relato ideológicamente intencionado.  Paul Pillar, jefe de la CIA para Oriente Próximo entre 2000 y 2005, declaraba al diario El País: “La Administración de Bush lanzó una campaña organizada de manipulación para justificar la decisión ya adoptada por razones políticas de ir a la guerra de Irak. Ni las armas de destrucción masiva ni los inexistentes vínculos entre Sadam Husein y Al Qaeda fueron los motivos reales de la guerra” (El país, 2006).

 

Estas declaraciones de Pillar permiten verificar los verdaderos intereses que se mueven detrás de estos conflictos petroleros y nos facilitan la individualización de los actores que mueven los hilos del escenario que se construye.  Como ya se dijo, la disputa por el Esequibo se atiza con el descubrimiento de yacimientos petrolíferos por parte de la ExxonMobil, una corporación que se encuentra dentro de las 4 mayores empresas de petróleo del mundo con ventas anuales superiores a los 393 mil millones de dólares en 2022.  Dentro del ranking de las principales empresas de petróleo y gas en los Estados Unidos en julio de 2022, ExxonMobil es la que presentaba el mayor valor o precio de venta (357 mil millones de dólares) y durante el 2023 mostró las mayores ganancias con un crecimiento espectacular en los tres últimos años.

 

ExxonMobil no es sólo una corporación petrolera, tiene además un rol político fundamental en la configuración de la geopolítica estadounidense.  En una tesis del año 2016 de la Universidad de Bogotá realizada por Luisa Fernanda Moreno Lara Las empresas energéticas y la gran estrategia estadounidense hacia Irak: una reflexión sobre el rol de ExxonMobil y Chevron como grupos económicos y de presión (2001- 2011)”, la autora señala que en 2001, para superar la escasez energética, el gobierno de Bush creó la llamada Energy Task Force, que contaba con la participación de altos ejecutivos de las grandes multinacionales energéticas del país, entre ellas ExxonMobil.  Además, se señala que después de las reuniones secretas en la Casa Blanca en las que participaban los representantes de las empresas de energía, como el vicepresidente de ExxonMobil en 2001, se estableció la idea de que la intervención militar en Irak debería constituir una estrategia de seguridad energética. La incursión militar de EEUU en Irak, obtuvo un apoyo financiero considerable de éstas empresas privadas (75% de los costos fue asumido por el sector privado).

 

Dentro de los objetivos alcanzados por la ExxonMobil después de la incursión en Irak, cabe señalar, entre otros, que ExxonMobil se adjudicó un contrato para la explotación de la zona de Qurna Occidental que cuenta con 8,7 mil millones comprobados de barriles de petróleo. Además, un contrato de explotación compartido por 20 años con Shell, que permitió la ampliación de la producción de 300,000 barriles a 2,3 millones de barriles por día, en los primeros seis años del contrato. ExxonMobil obtuvo el 80% de las ganancias.

 

Claramente no era la defensa de la democracia ni de la libertad que inspiraban los bombardeos sobre Irak y tampoco serán esos “valores superiores” del Occidente que inspirarán las acciones geopolíticas de EEUU para hacerse del Esequibo venezolano.

 

Tristes guerras si no es amor la empresa, tristes, tristes” (Miguel Hernández)