martes, julio 24, 2012
Reducción de la pobreza
Aunque con un
inusual retraso, los resultados de la encuesta CASEN que mide la pobreza
extrema y la indigencia en Chile, fueron dados a conocer la semana recién
pasada y, como era esperable, en un ambiente de celebración y felicidad, de
victoria y éxito económico. Cuesta entender tanta alegría por estos resultados,
aunque a veces es comprensible, ya que, en medio del desierto se agradece
encontrar una botella de agua mineral en el camino. Entiéndase bien, no es que
los sedientos encuentren agua en el desierto que les permita saciar su estado
permanente de insatisfacción, no, es más bien quien afirma urbi et orbi
y a todo evento que el desierto está lleno de agua el que celebra, pues, al
menos, esas gotas de agua que hay en la botella, le permiten seguir afirmando
que lloverá mana, si es que seguimos creyendo en el dios mercado, en la mano
invisible y en la vocación social del gran capital y sus promotores. Los
sedientos seguirán su camino, sabiendo que esa botella con agua, no les
resuelve ni en medida menor sus necesidades. Al poco andar los matará
nuevamente la sed.
Lo único
interesante de los resultados entregados, es que muestran no la pobreza de los
chilenos, sino más bien, la pobreza de la política en nuestro país. A estas
alturas todos sabemos lo extendida que está la precariedad del empleo, el
endeudamiento, la desigualdad, todo lo cual contribuye a una realidad de
pobreza abrumadoramente significativa, que no está ni cerca de los datos que
tanto alegran a los ministros y a las autoridades de gobierno ¿cómo pueden
celebrar tan alegremente los escuálidos y desacertados resultados de una
encuesta que a todas luces -y ellos mismos lo reconocen- no se aproxima ni de
cerca a la realidad? Felipe Larraín -ministro de hacienda- sostuvo: “esto es
una muy buena noticia para Chile” ¿no será más bien para Piñera y su gobierno?
¿cómo es posible alegrarse de que 150 mil chilenos hoy dejen la línea de
indigencia (36 mil pesos mensuales) y estén “felizmente” entre esa cifra y 72
mil pesos por mes para vivir, es decir, comer, vestirse, educarse,
transportarse, etcétera? ¿cómo tan necios? o ¿cómo tan crueles?
Es cuestión de
hacer cálculos mínimos, con una calculadora de bolsillo, para darse cuenta lo
aberrantes y desquiciadas que están las cifras oficiales y los debates de los
“entendidos” ¿Es posible decir que una persona con 73 mil pesos puede
mensualmente hacer frente a las necesidades que tiene? Puede vestirse, comer,
transportarse, educarse, capear el frío con esa cifra? Solo en trasporte (2
viajes por día solo para ir a trabajar) le consumen el 33% de esos ingresos, un
kilo de pan cada tres día es un 14%. Francamente, el debate limita en la
tontera y está lleno de hipocresía. Los ex funcionarios de la Concertación que
hacían lo mismo con esta encuesta, hoy gritan y desesperan y acusan al gobierno
de utilización política ¡qué descaro, señor!
Si tomáramos las
medidas de pobreza que se utilizan en Estados Unidos, la pobreza en Chile
subiría en un 50% más de lo que actualmente se estima y, si aplicáramos la
forma europea, nuestra pobreza sería, al menos, el doble de lo que hoy se
calcula. Ni hablar de una medida honesta
que estimara la pobreza según las necesidades reales. Por lo bajo, una persona hoy en día en Chile,
no podría vivir con menos de 250 mil pesos mensuales y, si el salario del 80% de
los trabajadores es inferior a 350 mil pesos mensuales, es perfectamente
posible suponer que las personas que en Chile se las arreglan mal, muy mal y
pésimo para vivir, están entre el 80% y el 90% de la población. Un 50% de los trabajadores recibe menos de 220 mil pesos, en
consecuencia, ellos y sus familias son extremadamente pobres. Esto es una realidad del porte de una
catedral, pero, todos felices con el 14,4% que muestran las encuestas ¡qué
perro mundo es el Chile de hoy!
Marcel Claude
(Publicado en El Rastro, julio 21 2012)
Publicado por Unknown en 6:05 a. m.
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