miércoles, diciembre 20, 2006

Bolivia y la Nacionalización


Hace unas semanas, el presidente de Bolivia, Evo Morales, dijo: “se acabó el saqueo de nuestros recursos naturales por parte de empresas extranjeras”. Con estas palabras, el mandatario anunció el cumplimiento de una de sus mayores promesas electorales: la nacionalización de los hidrocarburos. Esta es una señal potente para que otras naciones comiencen a retomar el control sobre sus recursos naturales, avanzando hacia nuevas estrategias de desarrollo que tiendan a democratizar el excedente económico generado por economías altamente dependientes a la explotación de su capital natural.

Es, por este motivo, que inmediatamente surgieron las voces críticas que pretenden minar comunicacionalmente la medida del presidente Morales. El primero en manifestarse fue nuestro canciller Alejandro Foxley quien apeló a la necesidad de integración energética en la región. No faltó quien reiteró la cantinela de que esto provocará temor en los inversionistas externos y reducirá la inversión extranjera, como si ésta le hubiese aportado tanto al desarrollo de América Latina. Sin embargo, todas estas críticas esconden dogmatismos ideológicos e intereses económicos. Se equivocan, rotundamente, porque la nacionalización no implicará el aislamiento de Bolivia, sino que se trata de un paso necesario y fundamental para lograr el acercamiento entre pueblos soberanos e independientes, entendiendo que lo hecho por el gobierno de Morales es una pretensión mayoritaria de la población boliviana.

Hay que recordar que Morales fue electo por una aplastante y abrumadora mayoría. No debemos olvidar tampoco que recientemente se firmó el Tratado de los Pueblos entre Cuba, Venezuela y Bolivia, donde este último asoma como un importante protagonista, justamente por su oferta energética.

Por otro lado, las señales de los mercados no han sido para nada catastróficas, de hecho, las bolsas de Brasil, México y Perú cerraron con nuevos récord el día después de la noticia. Y a pesar de que las empresas supuestamente más afectadas, la española Repsol YPF y la brasileña Petrobras, han realizado un fuerte lobby para que sus respectivos gobiernos tomen cartas en el asunto, aún no es posible afirmar que éstas sean las grandes perdedoras, ya que recién comienza un proceso de negociación con el gobierno boliviano para regularizar los contratos, algo que debería ocurrir en no menos de 180 días.

La nacionalización de los hidrocarburos es una decisión soberana, democrática y digna que ayudará en forma positiva al pueblo boliviano, siempre y cuando, los mayores recursos obtenidos sean destinados a generar mayor inversión social, sustentabilidad ambiental e innovación tecnológica. Si las cosas se hacen bien, este hecho puede ser incluso más importante que la propia independencia política de Bolivia frente al imperio español. Hoy hablaríamos de la independencia económica del pueblo boliviano a la opresión del gran capital transnacional.

Marcel Claude, Economista.

0 Comments: