sábado, febrero 11, 2017

Entrevista Post Morten con Evita Perón


Yo no me deje arrancar el alma que traje de la calle



Yo hacía tiempo que quería entrevistar a Eva Perón y ahora que andaba en Argentina entrevistando a Carlos Gardel, aproveché la oportunidad por si me resultaba. No fue difícil, justo cuando terminé de cantar el último tango con Gardel la vi deambulando por el cementerio
de la Recoleta. La llamé y me confesó que estaba observando la entrevista con Gardel y que deseaba hablar con nosotros. Aún enérgica y llena de convicciones, accede a conversar conmigo. María Eva Duarte de Perón nacida en las primeras décadas del siglo XX, llegó a ser una de las más influyentes líderes políticas de Argentina y también de América Latina, puesto que no ha habido hasta hoy una primera dama en los países de América que haya tenido tanta influencia como esta mujer, actriz, en un tiempo de cerrado machismo y dominio brutal de la oligarquía. No es poco lo que hizo Eva Perón y lo más importante que logró fue quebrantar la certeza de que las oligarquías eran superiores. Eva Perón despreciaba profundamente a esas clases dominantes que miraban con desdén y repugnancia a los “cabecitas negras”, a la guaranguería que odiaba ese escritor argentino Ezequiel Martínez Estrada. Así tan fuerte como el odio de Martínez Estrada por los pieles negras, era el amor que Evita sentía por ellos. Así es como todavía hoy miles de peregrinos van a su tumba a rendirle honores y expresarle su gratitud.

El encuentro fue allí en la Plaza de Mayo, esa que fue bombardeada por la oligarquía argentina, la dueña de la tierra y de las haciendas. La noche estaba húmeda y ella lucía como en sus mejores tiempos, como la Evita Dior, bella y rutilante, sus ojos aún llenos de vida y las luces de la plaza daban en ellos haciéndola ver como una diosa griega, llena de esplendor enigmático. Me pregunto ¿por qué en Chile nunca hemos tenido una primera dama como Evita? ¿Por qué siempre a la sombra de sus esposos presidentes, segundonas y con voz de pito? No lo sé, pero esta noche me apresto para disfrutar del encuentro con una mujer de las grandes.

¿Evita, qué me dice de la metáfora de la casa tomada de Julio Cortázar?

En ese texto que publica muy joven Julio Cortazar y que en realidad se lo publicó Borges, lo que se expresa allí es el temor de las oligarquías o más bien dicho la estupefacción, la perplejidad con que reaccionan estas clases patricias, cuando el pueblo, los indios o los “cabecitas negras” comienzan a participar en la vida política. Cuando los desheredados, los subalternos vuelven por sus fueros, toman conciencia de sus derechos y de su dignidad, entonces, las oligarquías primero no entienden; luego no les gusta y finalmente te mandan al Ejército. Nosotros le dimos esa capacidad a los desheredados y por eso la oligarquía nos odiaba.

¿Evita, pero, no se entiende mucho eso de ser tan pro “cabecitas negras” tan cercana de los marginados y usar vestidos Christián Dior, no le parece?

Yo sé que no se entiende, yo sé que es confuso, yo sé que incluso es contradictorio, pero, al mismo tiempo tengo que decir que si yo llegué muy alto fue porque nadie fue capaz de seguir la farsa como yo lo hice…

Es decir, ¿usted hacía el juego de ocultar sus verdaderas intenciones?

En cierto modo sí lo hice, pero, después de seguir la farsa, después de mis vestimentas Christián Dior, después de que entré en los salones de la oligarquía, en sus fiestas y reuniones, no sólo pude conocer todas las verdades y las mentiras de ese mundo, también sho (lo dice recalcando el hablar argentino) me di el gusto de insultarlos de frente y me di el gusto de denunciarlos…

A veces usted parece algo fanática. ¿ No cree que no es muy productivo ese fanatismo que exhibió?

Vos que sos chileno no lo puedes entender, ustedes hablan despacito, en diminutivo y le tienen terror a la palabra comprometida y jugada, pero yo amaba el fanatismo, porque los fanáticos de mi tiempo eran capaces de quemarse en su propia fe. Yo era y aún lo sigo siendo, una fanática de la justicia, una fanática del amor por los “cabecitas negras”, porque yo me veía en ellos, las injusticias que ellos sufrían yo las entendía y las sufría con ellos. Por eso insulté a la oligarquía y la denuncié, no desde la calma, no desde la inteligencia, no desde el sosiego, sino desde mi fanática pasión por la justicia…

Aunque usted como que no dejó mono con cabeza pues también criticó a los militares, los curas, y hasta los mismos peronistas…

Bien ¿y qué esperabas vos? ¿Que aplaudiera a los milicos que no eran más que carne de la oligarquía? dispuestos a matar por defender los derechos de las clases patricias. ¿Y de los curas que podemos decir? Me irritaba y aún me irrita profundamente que se presten para calmar a los pobres, no para enseñarles la justicia, no para enseñarles que son tan dignos como los otros, sino para que se contenten con su suerte de mierda que les ha tocado por la voluntad de Dios, mientras los señores del poder no saben en qué gastar la riqueza que esos pobres les proveen…y esa nueva oligarquía peronista, ¿no sabes tú Delanuit -mejor que yo- de lo que son capaces? ¿No viste a Menen casarse con una modelo chilena para intentar levantar una historia como la de Perón con Evita, para entregarle mientras tanto el país al Fondo Monetario y a las multinacionales? …

Evita, usted escribió un libro “La razón de mi vida”y allí…

Disculpame Delanuit, yo no escribí ese libro. En realidad lo hizo un español que trajo Perón para que lo hiciera. En realidad lo que yo escribí, un mes antes de morir, fue un texto de unas 32 páginas llamado “Mi mensaje”. Allí yo expuse todo mi pensamiento, todo lo que yo creía y pensaba de los militares, de la Iglesia y del peronismo, allí es donde señalé que “yo no me dejé arrancar el alma que traje de la calle”…

Efectivamente en ella siempre primó esa convicción. Cuando vemos a tantos políticos –como por ejemplo, la Concertación en Chile y particularmente Ricardo Lagos- que no más alcanzaron el poder se fueron a entregar a las ordenes de la oligarquía, el recuerdo de Evita me merece respeto y admiración. Me despido de ella, la beso en la mejilla. Amo ese beso que le di. La dejo con pesadumbre en el alma, me alejo de ese ser maravilloso que vivió siempre con hambre y sed de justicia….

Por Delanuit


2 Comments:

Margarita Quinteros said...

Simplemente genial, felicitaciones!!

Anónimo said...

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