Por Marcel Claude
Economista
Nacido en Santiago de Chile
La noche 26 de
febrero 2025, en La Habana de Cuba, un grupo privilegiado de millonarios, gozaban
de los mejores habanos y del buen whisky, nada menos que en el Capitolio Nacional, actual sede
de la Asamblea Nacional.
La defensa ideológica de este
cuestionado evento, la ofreció la periodista Leticia Martínez, argumentando que
la dignidad nacional de Cuba se expresaría … «también, por qué no, cuando millonarios, hombres y mujeres de negocios,
influencers, medios de prensa de todo el mundo se reúnen en la capital del país
por el tabaco que sale de las manos de un joven pinareño».
La referencia de Leticia a los millonarios, además del desafortunado cierre de su escrito:
«Y si hoy estamos como estamos … es
porque un día nos creímos eso de “la necedad de asumir al enemigo, la necedad
de vivir sin tener precio”» nos llevan a una dimensión mucho más compleja y
peligrosa que la resurrección de las fiestas de Fulgencio Batista.
Lo más preocupante es el proyecto
político que anida en el corazón de estas nuevas generaciones de “izquierda”
que se han afincado en la llamada izquierda posmoderna, que abandonó definitivamente
la histórica convicción de que las clases sociales explotadas son por excelencia
el sujeto de la acción política y le atribuye a las “minorías oprimidas” como
los estudiantes, las mujeres, la comunidad LGBTIQ+, la facultad de la acción
revolucionaria. Sin embargo, lejos de
una acción política orientada a cuestionar y superar el orden capitalista que ningún
proyecto revolucionario auténticamente de izquierda puede soslayar, la acción
política de la izquierda posmoderna se circunscribe a la lucha contra el
patriarcado, la homofobia, el machismo la exclusión y el racismo.
En pocas palabras, esta “izquierda rosa posmoderne” abandonó a
las grandes mayorías explotadas por el sistema capitalista y se conformó con un
proyecto orientado a las minorías, dejando a los desheredados sin referentes
políticos y a merced de las nuevas formas de fascismo que hoy se han apropiado
de los sueños y esperanzas del proletariado.
Esta es la consecuencia más grave que tiene y tendrá la izquierda
posmoderna: un futuro en donde campeará el fascismo, la injusticia social y la
opresión llevada a niveles superiores.
0 Comments:
Post a Comment